miércoles, 16 de enero de 2008

Divagaciones a orillas de un nuevo mundo.

Creo que soy una persona que no se adapta bien a los cambios, al menos en un principio. Me ha sido dificil, durante estos ultimos 4 años de mi vida, convencerme de que se puede confiar en la gente y en las curvas de la vida en general. Pero lo he hecho. Quizas es porque mi mentalidad kamikaze sugiere que hay que succionar lo malo tambien si es que se quiere llegar a lo bueno... pero, mas allá de una mente berserker, ¿no es eso de lo que se trata todo esto?

No todos los cambios son buenos, eso está claro. De hecho, ahora mismo se me vienen muchos cambios repentinos que, aún teniendo tiempo para "prepararme psicológicamente", sé que me van a golpear bajo, como lo son la universidad (y los cambios cuaticos de horarios y de mundo que implica) y el intercambio de la Tanya, que incluso con todo el potencial optimista de una nacion de hippies sería durisimo de tragar. Es curioso (y doloroso muchas veces) pensar que, por los azares del destino, me voy a ver separado de golpe de lo que mas amo.

Sí, la vida golpea pesado a veces... quizás me dirijo en este instante hacia un muro espinado contra el cual me sacaré la mierda.

Ahora... Hay dos caminos que se me abren: el facil y el dificil (al más puro estilo Metal Gear Solid, quien lo haya jugado).

¿El fácil? Dejar de lado todo esto antes de que la herida producida se haga más grande. Podría terminar con todo, cortar la corriente de los sentimientos, bajar el moño, poner la cola entre las patas y reposar. Despues de todo, ya he escuchado bastantes comentarios llenando mi cabeza del tipo "Igual, un año es mucho tiempo". Sí, quizas es cierto lo que dicen, que vamos a terminar aburriendonos de esperar. "Hay que ser realista"... quizas Quique Neira se equivoca y el sentimiento original no existe.

Pero...

¿Y eso es lo que quiero en verdad? Claaro, la alternativa más comoda... Ni cagando. Cualquier raiceño sabe que 9 horas en un bus de palo moliendose el culo valen la pena si el destino es Colchane, cualquiera con juicio sabe que 18 años de espera siempre tienen una justificación, o que 40 minutos saltando en los super-asientos de la 309 Quilicura-Peñalolén no son nada si pensamos en todo lo que espera al otro lado de Pedro Fontova.

¿Entonces? La alternativa incomoda y entretenida: Vivir cada momento. Confiar. Yo tengo confianza en que todo va a estar bien, de que un año no es nada al lado de lo que espera en el resto de estas vidas. Por malo que sea que nos separemos, el pensar que está bien, que cumple un sueño y es feliz son cosas dignas de ser sufridas. Sé que va a ser dificil, que me van a asaltar mil dudas (desde ya me asaltan) y que va a haber momentos de debilidad... pero puta, la vida se trata de eso y la idea es siempre estar un escalon más arriba de todas esas huevadas que al final valen la pena si el final es feliz.


Y soy realista: 365 días no le ganan al amor, ni cagando.

365 días lo único que hacen es darme el tiempo suficiente para planear una excelente bienvenida...

2 comentarios:

TanYa dijo...

Amor, te diré sólo una cosa:

"El amor es como el violín: su música cesa de vez en cuando, pero sus cuerdas están allí, para siempre".

Te Amo.

dani dijo...

complejo. no sé que decirte. al menos tienes fecha de vuelta.

si amas, nada es imposible, el amor mueve piedras y llámame ingenua pero es que el amor es así.

confía en el día a día. ama. créele a kike neira porque el sentimiento original es de las pocas cosas que parece que existen.

te echo de menos niko. hace demasiado que no hablamos..

me gustaron mucho tus últimos posts..